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Parentalidad Positiva

Los niños aprenden de todas aquellas influencias del entorno desde edades tempranas, y es que son capaces de sentir la emoción y aprender a identificar las emociones de los demás y en especial las de aquellas personas que comparten su día a día. Es por ello que la familia y la educación que los progenitores implementen en el hogar podrá ser determinante en el desarrollo de los más pequeños.


En realidad, la personalidad de los padres, sus patrones de pensamiento y las explicaciones que otorguen a los acontecimientos que se den en su día a día, podrán influir en el desarrollo de los niños. Hablamos entonces de la negatividad o positividad presentada en el hogar. Pero en realidad, ¿qué significa ser una persona positiva? La positividad es la capacidad que tienen las personas para ver el resultado bueno de las cosas y afrontar los acontecimientos cotidianos favorablemente. Es una forma de vivir la vida, que se centra en el desarrollo y “uso” de emociones positivas. No obstante, también deben existir y sentirse las emociones negativas, no para instalarse en ellas sino para identificarlas, superarlas y transformarlas en positivo.

 

Pero volviendo al tema que nos acontece, ¿qué relación existe entre la positividad de los padres y la educación implementada en el hogar? A continuación se exponen los tres principios que sustentan la parentalidad positiva:

    1. La repercusión de las emociones positivas tiene gran influencia en los niños, pues es una etapa determinante para la mejora y el crecimiento de los recursos cognitivos, sociales y físicos.
    2. Si se aumentan las emociones positivas, se potenciará también el desarrollo de sentimientos positivos
    3. Es importante destacar que la parentalidad positiva no implica que no se consideren las emociones positivas y negativas, así como las posibles debilidades y fortalezas de las personas, sino considerar todas ellas para transformarlas en positivo.

 

También será importante reconocer qué la parentalidad positiva trata de ser conscientes y poder modificar aquellos aspectos que consideremos negativos o poco beneficiosos para el menor. Se relaciona con el compromiso parental y el afecto. Estos padres son sensibles a las necesidades de sus hijos, les escuchan y crean espacios para que estos tomen decisiones de manera autónoma pero también ponen normas y límites. Las manifestaciones de cariño, sensibilidad y calidez son continuadas en el hogar. Este tipo de crianza previene problemas de conducta y desajuste emocional por parte de los más pequeños.

 

En definitiva, la parentalidad positiva traerá consigo mejoras considerables tanto en la vida familiar, como en el bienestar de cada uno de sus componentes. No obstante, este tipo de prácticas y estilos educativos impactarán en mayor medida en los niños pues se están en una etapa sensible en la que se están conformando sus características personales. Por tanto, será positivo la implementación de emociones positivas y el optimismo en la familia, pues no solo fomentará la construcción de espacios felices sino que además el crecimiento de los más pequeños. Todo ello, posibilitará la construcción de una vida basada en el bienestar y la felicidad.